jueves, 15 de mayo de 2025

“Desde que nací quise ser maestra”: Catalina Barreto

 

Docente Catalina Barreto, 25 años laborando en el magisterio colombiano. Foto Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

Ayer se celebró en Colombia el día del maestro, un día especial para dimensionar la misión del docente, recordar a los profesores que, con tanto sacrificio y compromiso, nos enseñan no solo a leer y a escribir, sino también numerosos valores que nos han permitido vivir y convivir en comunidad.

Nos enseñan a pensar en la brevedad de la vida, sobre todo la forma de disfrutarla de la mejor manera en comunidad, asumiendo que somos diversos y todos y todas, tenemos Derechos y Deberes.

Una profesión mal remunerada, mirada por los anteriores gobiernos con desprecio y animadversión como si no hubieran necesitados del maestro para llegar a esas posiciones de mando. Su labor es minimizada. No obstante, ve uno a diario a los docentes del Cañón del Combeima, entregados completamente a su labor hermosa y heroica de enseñar, de compartir conocimientos más con el corazón que con la palabra.

Bajo la lluvia o el sol mañanero, son puntuales, siempre con una sonrisa a flor de piel, orientando a los niños y a las niñas con ternura, con entusiasmo y compromiso social. Cada uno sabe a ciencia cierta que su actividad es determinante en la formación y proyección de esa criatura inocente que corre desbocada por los pasillos y salones de la institución educativa.

Mi profesión me permite estar en contacto con docentes del Cañón del Combeima, especialmente con los docentes de las instituciones educativas de Llanitos y Pastales, Olaya Herrera y Nicolás Esguerra, respectivamente. Visito esporádicamente las escuelas ubicadas en las veredas El Secreto y El Retiro. En cada una de ellas, siempre he encontrado el mejor apoyo para la realización de la programación de la biblioteca Cañón del Combeima, en desarrollo del programa: “Escuela al Aula”.   

“Siempre soñé con ser docente”

Antes de comenzar la clase con los niños de preescolar, que orienta la profesora Vicky Amparo Díaz P. en la escuela Nicolás Esguerra, vereda de Pastales, el día inmediatamente anterior y después de saludar a las demás docentes, me detuve a conversar con la profesora Catalina Barreto, una de las docentes más importante por su capacidad, vocación y experiencia en la docencia, en el departamento de Tolima e incluso, Colombia.

La conversación sirvió para conocer más a fondo el amor a su profesión, un recuento hermoso que solo puede expresar quien lleva su actividad en las venas y en el corazón, como la profesora Catalina Barreto.

“Ser maestro – dice – es una palabra que tiene muchas definiciones. Creo que ser maestro no es tanto la función, sino en realidad lo que es el deber ser maestro, que es educar desde la conciencia y desde cada niño, no en general, sino identificar en cada niño su mundo para poder hacer un trabajo, luego, colectivo. Lo que quiere decir que ser maestro es entregarse completamente, porque no es una labor fácil, porque no es solo la academia, sino la formación del ser humano como tal, que debe partir del conocimiento de cada niño que tenemos en nuestras manos”.

Desde que nació tuvo conciencia que su vocación era la docencia: “Toda mi vida. Vengo de familia de maestros. Llevo esto en las venas. Mis juegos de niña eran esto; mis primeros estudiantes que tuve fueron las muñecas y los muñecos y todo lo que tenía en casa para trabajar como docente desde niña”.

Son 25 años de docencia de la Licenciada Catalina Barreto, natural de Espinal (Tolima): “No me siento cansada. Por el contrario. Cada día me enamoro más de la profesión, cada día siento la disposición de dar lo mejor a la niñez, a la juventud, siempre estaré dispuesta a dar todo de mí, especialmente la experiencia. Lo que hago ahorita me hace muy feliz, porque veo que lo que hago, el recuento que ha funcionado durante la vida, para llevarlo después a la práctica, me ha dado muy buenos resultados”.

No hay duda: La profesora Catalina Barreto enseña más con el corazón que con la palabra. “Soy muy dada a comprender los niños desde su interior, una vez tenga ese estudio, les voy llegando, veo así, mejores resultados. Soy muy amiga de la educación integral, de tal manera que el niño vaya aprendiendo para la vida, todos sus actos, formas de hablar, los conocimientos cómo los va a aplicar en la vida, de tal manera que ellos vayan entendiendo que no es venir e ir un con una maletica y hacer tareas, sino que se vaya dando cuenta que se va a enfrentar a un mundo no muy fácil, y que si no han recibido una buena educación, un buen comportamiento, unos valores que ellos van a necesitar, se van a estrellar. Uno piensa en eso. El niño debe educarse, comportarse para entrar a una sociedad muy distinta a la que nosotros adultos nos enfrentamos. Esa es la preocupación desde mi interior y les hago caer en cuenta y las armas para enfrentar ese futuro que tienen”.

Una preocupación permanente de la docente es que el niño, la niña, lea. Por eso, valora y apoya la misión de la red de bibliotecas públicas. “La educación y el trabajo de la docencia, en general la educación, sin la lectura no se logra nada. La lectura es el principal elemento para que haya un cambio en la educación. Cuando el niño aprende a amar la lectura, aprende a leer sin presión, simplemente porque quiere conocer el mundo, quiere profundizar en todos los aspectos de las diferentes áreas, a leer porque es inquieto, porque es su pasión, ese día va a cambiar la sociedad. Que el niño lea libre, que el niño lea gratis, consciente que debe adquirir ese hábito, pero con amor, con curiosidad, con el deseo de explorar y conocer el mundo”.

Recibe con beneplácito la programación de las bibliotecas públicas del Cañón del Combeima. “Es que el bibliotecario del Cañón del Combeima, primero es un ser que admiro mucho, es un ser carismático, es un ser con mucha pasión llega a enamorar los niños de la lectura. Se ha convertido en el aliado en ese proceso que llevo con mis niños que están en segundo, ellos iniciaron conmigo en primero. Los niños se han vuelto amigos de él, de hecho, es una fiesta cuando lo ven llegar, me encantan cuando corren a buscar en su maleta que libro trae, a mirar, a analizar la portada, a mirar quien es el autor, de qué tratará el libro. Segundo: El bibliotecario es mi mano derecha en ese proyecto de fomentar el hábito lector en los niños. Por eso, lo recibo con tanto cariño, con tanto amor como lo reciben los niños, porque es otro granito de arena que se aporta a este proceso de inculcar a los niños la vocación por la lectura”.

Considera que el salario es bueno en Colombia. “Es bien pago”, dice. Sobre los proyectos, la docente de la escuela Nicolás Esguerra, señala: “Dar lo mejor de mí hasta cuando tenga que retirarme. Dar todo de mí para ver a estos niños, más adelante, como ya he visto a través de la vida, muchos profesionales que han pasado por mis manos, que me saludan con tanto cariño, quiero también ver eso en estos niños, quiero ver esos niños que salen, surgen y son exitosos en cualquier campo o aspecto de la vida, sé que algún día pasaron por mis manos y que en algo aporté para que el niño esté allá donde está”.

Dudo que tenga valor para decir “me voy de la docencia”, profesora Catalina Barreto. “Hay que irse, de eso sí estoy segura, hay que soltar y dejarle a la nueva generación este trabajo tan bonito. No es fácil, pero, sí reconozco que llegará el momento de volar, hay que descansar; solo queda la satisfacción del trabajo que se hizo a conciencia. Es lo mejor y que no tenga que yo acostarme pensando que en la conciencia me martilla que pudiendo hacer mejor las cosas no las hice. No somos perfectos, por lo tanto, de los mismos errores hemos aprendido, encontrando soluciones, tomando las herramientas para mejorar. Estoy preparada para salir”, dice con una risita bastante rebuscada y nostálgica.

Felicitaciones profesora por el día del maestro, el 15 de mayo. Gracias por su capacidad para iluminar el camino a los niños y a las niñas, siempre a la nueva generación. Su labor es admirable, su pedagogía oceánica. Permítame por su intermedio saludar a todos los profesores y profesoras de la región, del departamento y del país. Gracias por tan maravillosa labor. Saludo a los docentes que ya no están con nosotros, aquellos que me enseñaron a leer, escribir y pensar: Belisario Aguirre, Jesús Antonio Lombana, Leticia Díaz Saldarriaga, Fanny Muñoz de Vallejo, Carlos José Lombana, Alfonso Urrea García, Torres Salguero, etc. Etc. Etc. No los hemos olvidado, los llevamos en el corazón, en señal de eterna gratitud.

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