Por Nelson Lombana Silva
Se conmemora en muchos países del mundo el día de la mujer, sobre todo de la mujer trabajadora. Lo acordó la ONU en 1975 y dos años después la Asamblea General. Se trataba de rendir culto de admiración a la heroica lucha de las mujeres por tres conquistas fundamentales: El derecho al voto, condiciones dignas de trabajo e igualdad entre los sexos.
Rondaba la tesis de que la mujer era de cabellos largos e ideas cortas, enunciada por el oscuro filósofo Schopenhauer, pensamiento atroz que fue aceptado con el reconocimiento que la mujer era simplemente para parir hijos fruto del instinto animal y no fruto del amor humano con la misión exclusiva de cuidar la casa, sin ningún derecho siquiera de opinar y decidir el rumbo de los acontecimientos.
La mujer que intentaba salir de ese molde, era cruelmente castigada, estigmatizada e incluso, considerada hechicera que debía morir en la hoguera, porque no tenía ningún tipo de derechos. El capitalismo en asocio con la iglesia católica, desarrolló esta infeliz práctica. La biblia, machista por excelencia, negaba todo derecho a la mujer y desde el génesis la responsabiliza de todos los males de la humanidad, del denominado “pecado original”.
De todas estas ataduras, la mujer ha tenido que librar heroicas batallas por adquirir su reconocimiento y dignidad en la sociedad, la igualdad de género y el espacio para demostrar su talento y capacidad de contribuir al desarrollo de la humanidad. He ahí, el sentido real de la conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora.
Durante los siglos XIX, XX y XXI, la mujer no ha cejado en la búsqueda de espacios en condiciones dignas y humanas, colocando una cuota muy alta de sacrificio. Honor y gloria a todas esas féminas que cayeron en esta singular y desigual batalla por hacer valer sus derechos. Serán campeonas eternas en nuestros corazones.
El otro artilugio del salvaje capitalismo es quitarle el verdadero significado de esta efeméride, proviniendo el ataque certero de la sociedad de consumo, una manera leonina de quitarle el verdadero significado a la conmemoración. Así, pues, hoy habrá flores, cenas, estreno, regalos, dándose esta sociedad de consumo un verdadero festín, aumentando sus arcas en detrimento de la misma dignidad de la humanidad, entre ella, la mujer.
La tarea del capitalismo en su ocaso, es ocultar el verdadero significado de esta fecha, restarle importancia y desviar la lucha de la mujer, hombro a hombro con el hombre en la segunda y definitiva independencia, período que estamos viviendo. Es cierto, la lucha continúa y la mujer resulta trascendental en este período histórico que estamos viviendo. Ya lo dijo nuestro Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez: Es de vida o muerte que la mujer tome el liderazgo de conducir a la humanidad. Saludos a todas las mujeres del mundo, especialmente a las mujeres comunistas y revolucionarias que han tenido la proeza de entender el tejemaneje de la lucha por un mundo en paz y con justicia social. ¡Hasta la victoria, siempre!
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