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Foto: Periódico Juventud Rebelde |
Por Nelson Lombana Silva
Las campañas más ruines contra la república de Cuba, no han cesado un solo instante. Es decir, no es nada nuevo, ni novedoso, máxime si sabemos a ciencia cierta que estamos a merced de la incomunicación mediática. El día que la prensa de la burguesía hable bien de la Revolución Socialista, del heroico pueblo cubano y de los grandes dirigentes de esta Revolución, sí sería preocupante. Se demostró con la Perestroika y la glasnost, que tanto alabó la prensa burguesa en su momento, en la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Así, pues, para quienes tienen conocimiento de la historia, de la lucha de clases y de los procesos de la humanidad, campañas de esta naturaleza no hacen más que confirmar la grandeza del proceso revolucionario que comenzó a desarrollarse en forma a partir del primero de enero de 1959, cuando entra el pueblo y se toma el poder, pasando de clase dominada a clase dominante, en las mismas barbas del imperialismo más cruel que ha tenido la Humanidad: Estados Unidos.
Las raíces de la Revolución en este país son profundas y sólidas, se han ido desarrollando con todas las dificultades. Un pueblo blandengue e inseguro de la historia, habría naufragado hace rato. Acaso, ¿No es monstruoso que un imperio capitalista, pretenda rendir a este pueblo a punta de hambre durante más de sesenta años, con el criminal bloqueo económico? Una Revolución de papel hubiera caído hace mucho rato. Una aventura personal y dictatorial de Fidel o Raúl Castro, no hubiera resistido la permanente y brutal arremetida del gigante Goliat contra el pequeño David. Resulta lamentable prestarse como caja de resonancia para difundir propaganda gringa, sin conocimiento de causa. Ponerse a la misma altura del analfabeto político que no ha tenido la oportunidad de ir a un claustro, es lamentable, diría vergonzoso.
Cuba, con todas sus dificultades, incluyendo los errores, completa sus sesenta y seis años, formando la Revolución y el Socialismo, dando ejemplo de dignidad, de soberanía y de independencia. Cuba era un prostíbulo de los gringos con calles fastuosas, edificios monumentales, casas lujosas, pero no del pueblo, sino del grupúsculo que cabalgaba sobre la espalda del sufrido pueblo. Eso no lo cuenta ese vídeo pornográfico que circula en las redes sociales. Tampoco los logros en la ciencia, en la tecnología, en la salud, en la educación y en el desarrollo del campo. En Cuba no hay analfabetas, tampoco mendigos en los semáforos pidiendo una moneda dizque por amor de Dios. Menos prostitución, como ocurría durante la dictadura de Fulgencio Batista, gran sátrapa al servicio de Estados Unidos.
Cuba es un pueblo humano, demasiado humano, como diría Federico Nietzsche, dispuesto a avanzar en el desarrollo de las relaciones Socialistas, sin copia ni calco. Un pueblo con moral Socialista e Internacionalista, que siente el dolor ajeno como propio. Es un pueblo culto, dispuesto a morir por su patria.
No es un pueblo ostentoso, petulante, agresivo, hipócrita y de apariencias. Bien decía un obrero cubano en 2017, cuando tuvimos la fortuna de estar en la isla de la libertad: “El bloqueo económico no es culpa de los Castro, es culpa nuestra porque decidimos ser libres y no depender más del imperialismo norteamericano”.
Cuba va para adelante, mientras Colombia con esta cruel y mafiosa oligarquía va para atrás. Uribe Vélez, el narcotraficante número 82, es apenas un ejemplo. Uribistas de esas calañas nos quieren dar lecciones de historia, qué horror.
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