martes, 7 de julio de 2020

“La meta es reunirnos con la comunidad internacional”: Vocero Farc

Por Nelson Lombana Silva

“Nuestra meta es llegar a la capital de la república, pero no sentarnos con el gobierno, sentarnos con la diplomacia internacional, con ella, más no con el gobierno”, señala Duberney Marín Martínez, vocero del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), en la Marcha por la Dignidad, que partiendo de Popayán va con destino a Bogotá.


El dirigente fariano, de paso por la ciudad de Ibagué (Tolima), en el marco de la Marcha por la Dignidad, denunció con claridad que el Estado los viene asesinando, en vez de cumplir con los acuerdos firmados en la Habana (Cuba). “Nos están asesinando, nos están matando por todos lados: Políticamente, físicamente, económicamente y jurídicamente. Van 215 compañeros asesinados”, señaló.

Sin embargo, la voluntad de paz y de cumplir lo pactado en los acuerdos sigue latente en esta organización política. “Seguimos comprometidos, empeñados en lo acordado”. Agrega: “Queremos construir paz con las comunidades, a pesar de que el gobierno quiere llevarnos nuevamente a las atrocidades de la guerra, quizás peor que antes”.

Dijo enfáticamente que su organización no cree en la justicia colombiana, se inclina por la presencia en nuestro país de la Corte Penal Internacional. “Exigimos a la Corte Penal Internacional que coloque la mano y respalde la justicia en nuestro país como debe ser”.

La entrevista completa concedida a la página web: www.pacocol.org es la siguiente:  

-         ¿Qué lo motiva a participar de la Marcha por la Dignidad del pueblo colombiano?

Son muchos los motivos que hay para compartir, arropar y abrazar esta iniciativa de comenzar una Marcha por la Dignidad, desde la capital del Cauca como lo es Popayán hacia Bogotá.

Como es de conocimiento, no es un secreto, todo el país lo sabe, que se dieron los acuerdos de paz con la extinta Farc – Ep, donde se pactaron seis puntos, quedando responsable el Estado de empezarlos a cumplir uno por uno, hace rato, pero realmente no es así, vemos otra realidad.

Estos seis puntos acordados, pactados y en manos del Estado Colombiano para que se empezara a cumplir, eran para que el país realmente mejorará. Pero, no ha sido así. En estos momentos los acuerdos de paz pactados entre las Farc y el Gobierno, están a cuentagotas.

¿Cómo ha respondido el Estado? El Estado ha respondido con más violencia. Firmantes del acuerdo de paz confiaron en la buena voluntad del gobierno dejando sus armas y les han pagado quitándoles la vida. A estas alturas van 215 firmantes del acuerdo de paz, hombres y mujeres, asesinados. Es una cifra escalofriante.

A esto se le suma, el desplazamiento forzoso al personal en proceso de reincorporación en algunos sitios. Hablamos del departamento del Meta, municipio de la Uribe, en el Diamante, se da un desplazamiento forzado. Salieron 20 hombres y mujeres en proceso de reincorporación dejando allí enterrado sus sueños, su futuro como son los proyectos, su integridad, sus acciones conjuntas con las comunidades, trabajando el espacio de reconciliación con las comunidades y demostrando realmente que no quieren más la guerra, el conflicto, queremos es construir paz de las manos con las comunidades.

También hablamos del departamento de Tolima, en el Oso, de igual manera. También hablamos del departamento del Cauca, municipio de Miranda, en Monterredondo, también allí hay un ultimátum hasta el 7 de julio para que salgan de allí, siendo amenazadas desde la directiva de la junta de acción comunal. Dice la amenaza que deben cortar todo apoyo a estas personas, hombres y mujeres, comprometidos allí con el acuerdo de paz, de lo contrario, son declarados objetivo militar.

Lo mismo sucede en el municipio de Argelia, también en el Patía. De allí, les ha tocado salir a algunos compañeros por amenazas; en Buenos Aires, también les ha tocado salir a varios por este mismo motivo. En Antioquia, de igual manera, en los municipios de Urrao, Ituango y Fortín.

Es una situación bastante compleja, porque una vez más, vemos que este gobierno narcoparamilitar y mafioso, realmente no le interesa la paz, la tranquilidad, el buen vivir y la construcción de un país nuevo, como el que queremos la mayoría de colombianos. Quiere llevarnos nuevamente a las atrocidades de la guerra, quizás peor que antes.

-         Diríamos que en el departamento del Cauca se ha concentrado con más virulencia la violencia de Estado. ¿Qué está sucediendo allí? ¿Por qué este fenómeno?

El Cauca siempre se ha caracterizado por ser uno de los departamentos que ha marcado un referente de resistencia y lucha por parte de los indígenas, los campesinos, los afros, los estudiantes…Quizás por eso el Estado le ha metido todo el aparato bélico y el exterminio allí.

De otra parte, es un departamento que cuenta con muchas riquezas naturales y también corredores del narcotráfico y enemigos de la paz. Por eso le vienen metiendo todo el aparataje bélico del Estado. Es por eso.

Es un departamento que cuenta con líderes comprometidos con el cambio. Se calcula que por cada líder asesinado nacen dos mil. Esa dinámica no les gusta a los enemigos de la paz.

-         Se habla de un error el haber entregado las armas tan rápidamente, sobre todo teniendo antecedentes como el caso de Guadalupe Salcedo y su proceso de paz. ¿Qué opina usted?

Se dio el paso muy confiado. Los acuerdos se dan pero no, prácticamente, por voluntad del Estado colombiano, el gobierno nacional, se dio el paso confiado en la comunidad internacional, los países garantes, que son los que han respaldado esto. Por eso, fue que se dio ese paso tan importante, más no confiando directamente en el Estado.

Pero, vemos que la cosa no ha querido avanzar como se quiere. Por eso, queremos hablar con la comunidad internacional, con los países garantes, con los países apoyadores, con la diplomacia internacional, para que nos ayuden a presionar sobre la base de lo acordado.

Hay que tener en cuenta también que cuando hay desconfianza es porque hay elementos fundamentales donde hay experiencias que no llegaron a buen fin. Sabíamos perfectamente que dábamos ese paso asumiendo un riesgo, porque sabemos que estos gobiernos han sido tramposos y que seguramente no iban a cumplir.

Ahora, sabemos que el gobierno actual, es un gobierno retardatario. Incluso, los que han salido y habrán de venir. Han sido incluso, los gobiernos más tacaños del mundo entero. Sabíamos que asumíamos esos riesgos. No estábamos equivocados. Así es.

Lo más importante era demostrarle a Colombia y al mundo entero de que la extinta Farc, no estaba por el arte de la guerra, por el arte del dinero, por el arte de otras cosas. No. Se estaba luchando por una dignidad, por el bienestar colectivo y social de todo el pueblo colombiano. Por defender sus intereses.

Se le demostró con esto al mundo entero  que sí se puede trabajar en la construcción de paz, sin necesidad de las armas. Dimos ese paso para caer en un espacio político y darnos la pelea políticamente en plena democracia y con garantías. Pero, tampoco es así. Por eso decimos: Nos están asesinando, nos están matando por todos los lados: Políticamente, económicamente, físicamente y jurídicamente.

-         De acuerdo a lo dicho se podría deducir que el partido FARC no confía en la justicia colombiana. Tendría fincada sus esperanzas en la comunidad internacional. ¿Qué espera de ella?

Esperamos de ella que siga existiendo ese equipo, ese compromiso y decirle que nosotros, pese a todo lo que está pasando, todas las atrocidades que indica el interés de hacer más trizas los acuerdos, seguir asesinándonos, que pese a eso, seguimos comprometidos, empeñados en lo acordado.

Nosotros en medio de todas estas dificultades, estamos cumpliendo desde los territorios construyendo comunidad, construyendo hermandad, construyendo espacios colectivos, tejido social, intercambio de conocimientos y saberes, desde los mismos territorios.

Creemos que eso no es malo. Eso es lo que necesita el pueblo, la comunidad, la sociedad. Entonces, ¿Por qué nos asesinan? ¿Por qué nos están matando? ¿Por qué nos desplazan? Estamos es construyendo tejido social, estamos construyendo paz.

-         En esas condiciones, ¿Estaría usted de acuerdo que interviniera la Corte Penal Internacional en Colombia, habida cuenta que hay tantas dudas en la justicia colombiana?

Ya aquí no pasa nada. No pasa nada, porque todo lo que viene sucediendo, que son atrocidades, atrocidades que finalmente no tienen ninguna presentación…Con la justicia colombiana no pasa nada. Entonces, sí exigimos a la Corte Penal Internacional, para que coloque la mano y respalde la justicia en nuestro país como debe ser.

-         ¿Cómo se siente usted, después de haber dejado las armas y ahora luchar solamente con la palabra y la actividad política?

Nos sentimos, comenzando por mi persona, en un espacio de libertad, porque primero, no podía uno expresarse a los cuatro vientos, hablándole al pueblo el sentir, el intercambio de ideas, de conocimientos y de la palabra, siempre tocaba hacerlo de una manera diferente. Ahora sentimos un espaciecito de libertad para expresar nuestras ideas a los cuatro vientos.

Venimos conectados con ese ambiente, arrancamos con ese ambiente, pero nos lo quieren quitar, esos son los propósitos: Callarnos, de una u otra manera, porque sabemos que no les conviene.

-         ¿Qué busca la Marcha de la Dignidad para llegar a la capital de la república, Bogotá?

La meta es llegar a la capital de la república, pero no sentarnos con el gobierno, sentarnos con la diplomacia internacional. Con ellos, más no con el gobierno.

No crear más mesas. Solamente exigir que se implemente los acuerdos de paz, que pare el genocidio, que invierta lo pactado en la Habana, que va dirigido al desarrollo social, a lo largo y ancho del país.

Que les cumpla a los estudiantes los acuerdos pactados con el sector estudiantil, comenzando por la exigencia de la matrícula cero; que le cumpla al sector indígena, a los campesinos y a los afros, los acuerdos pactados en los paros y las movilizaciones, los cuales se encuentran archivados.

Todos estos acuerdos van dirigidos al desarrollo social, desde los mismos territorios y para las comunidades. Exigirle que cumpla el Estado, que paren los desplazamientos y que sea el Estado responsable con lo pactado y con el pueblo.

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