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Escriben y pintan los niños y las niñas de cuarto de la escuela Nicolás Esguerra sobre el cuento Vuelo nocturno de la mariposa Foto Nelosi. |
Por Nelson Lombana Silva
En desarrollo del programa: “Biblioteca al aula”, visitamos con frecuencia las escuelas del cañón del Combeima, leyendo un cuento y compartiendo una mándala, que el niño y la niña, generalmente, pinta con alegría y creatividad.
De visita al grado cuarto de la escuela Nicolás Esguerra, ubicada en el caserío de Pastales, este viernes 17 de 0ctubre de 2025, decidimos cambiar la rutina, después del ejercicio democrático en el que los pibes aprobaron la iniciativa.
La iniciativa consistió en leer un cuento sin imágenes, para que el niño o la niña, intentara resumir la historia y dibujar un personaje. Eso era todo. “Vuelo nocturno de la mariposa”, es el título del cuento, su autor quien escribe esta nota.
“Yo también escribo cuentos”, dijo Asbley Camila Pinzón Roa, 9 años de edad, quien se comprometió a regalarnos uno la semana entrante. “Yo también escribo cuentos”, dijo Breiner Dubán Romero, diez años de edad.
La razón del cuento
“Por qué escribió el cuento”, preguntaron algunos niños, un tanto inquietos. Resumí a groso modo su origen: Un amigo me llamó y conversando me dijo que no había podido dormir bien, porque una mariposa había entrado a su cuarto y él había intentado matarla, pero no lo había logrado. Trasnochado había tenido que marchar al corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas en busca de un yerbatero para que lo recetara.
Me pareció curiosa la historia. No era posible que una simple mariposa lo hubiera trasnochado. Me di cuenta que era una persona supersticiosa. Lo comprobé una vez me dijo que su madre decía que cuando esto sucedía era presagio de una tragedia de él, un familiar o un amigo cercano.
Los chicos y las chicas se compenetraron en el cuento, lo disfrutaron de principio a fin, elaborando dibujos y escribiendo contaron a su modo la historia ficticia. De alguna manera, reinventaron el cuento.
Algunos ejemplos son los siguientes:
Adom Aballomy Rodríguez Escobar, 11 años: “Mi relato es que en la noche apareció una mariposa y el señor rocensio se levanto por la noche. Y la mariposa se escondía y el se acosto y la mariposa aparecía otra vez y el señor se levantaba y la mariposa se escondía y el señor no pudo dormir”.
Mariana Mondragón Roncancio, 12 años: “Mi relato es que el señor rosendo estaba durmiendo cuando de repente salio una mariposa el intento espantar la y como no podía se fue por la escoba y cuando llego no estada asi que se acosto otra ves pero dolvio la mariposa y no podía dormir asi que se puso a resar que se fue eran todos los espíritus por que el creía que la mariposa se significada que alguien se iva a morir. Fin”.
Sara Sofía Roa Pereira, 9 años: “Mi relato es que el señor se le metia las mariposas cuando se iba a acostar y cuando se lebantaba no abia nada”.
Miguel Ángel Castellanos,10 años: “El señor no podía dormir porque cuando se proponía a dormir le aparecía la mariposa y cuando salía por la escopa desaperia y el se acordó de que una mariposa daba la llegada de la muerte o la llegada de alguien y no pudo dormir toda la noche y grito paso por la calle y las casas y etc y acabo en el rio potumayo y colorin colorado este cuento se ha acabado”.
Hasbley Camila Pinzón Roa,9 años: “Cuando el niño se puso brabo por que una mariposa dentro pero se acordó que su abuela le dijo que mariposas negras eran como la muerte”.
Dilan Alejandro Gómez, 10 años: “Mi relato es que el señor no pudo dormir por estar persiguiendo la mariposa”.
Brayan Stiven Romero Hernández, 10 años: “Mi relato: Que había una mariposa que no lo dejaba dormir y el quería matar la mariposa con una escoba”.
Mariana Rubiano Pérez,9 años: Mi relato: que un curandero curo a su mama y que en su funeral volaron mariposas de colores y que era de noche y el no podía dormir porque había una mariposa”.
Juan Sebastián Botina, 10 años: “Yo me acuerdo de que abia un señor que se llamaba rosendio”.
Breiner Dubán Romero Quintero, 11 años: “Yo entendí que alguien se fue a dormir y que una mariposa la molestaba”.
Evolet Ariana Rodríguez Escobar, 11 años: “Que la noche transcurría silenciosa y taciturna. El viento lugubre entraba por las hendiduras. Rosendo metido en el camastro contemplaba absorto el techo, esperando conciliar, tenia que madrugar fin”.
Vuelo nocturno de la mariposa
(Cuento)
Por: Nelson Lombana Silva
La noche transcurría silenciosa y taciturna. El viento lúgubre entraba por las hendiduras. Rosendo metido en el camastro contemplaba absorto el techo, esperando conciliar el sueño, tenía que madrugar a viajar a la distante población de Gaitania, en busca del yerbatero que habría de curarlo de sus múltiples dolencias. En toda la región se hablaba maravillas del curandero, se decía que paciente que trataba se mejoraba al instante. Incluso, se rumoraba que había hecho el milagro de revivir a muchos moribundos. “Mi madre – decía Adolfo – agonizante, lo único que se me ocurrió en medio del desespero fue llevarla. Moría. Pelaba los ojos, respiraba con dificultad. Le puso una mano en la frente y pronunciando unas frases que no comprendí, mi madre, rápidamente se recuperó. En las siguientes horas caminaba como si nada le hubiera ocurrido”.
Esa noche no tuvo tiempo para pensar en su cónyuge que estaba de gira por las entrañas del monstruo, Estados Unidos. No solo había ido a veranear, sino a perfeccionar el inglés, el único idioma a excepción del español que amaba con pasión desenfrenada. Era de abundante carnes, rostro redondo y mirada taciturna. Al decir de mi madre. Agripina Palacio, no solo dejaba ver en su mirada, melancolía infinita y cenagosa, sino también una frustración oceánica.
El ruido de una enorme mariposa negruzca entrando por la hendidura rompió de plano con su ensimismamiento, sintiendo un estremecimiento recorrer todo el cuerpo de pies a cabeza. Su rostro se contrajo lleno de pánico. Vociferando se puso en pie, saliendo disparado al pequeño patio en busca de la escoba. Regresó rápido con la escoba en alto. Buscó ansioso a la intrusa, pero no la encontró. Molesto Rosendo, arrojó la escoba y regresando al lecho, recordó lo dicho por la abuela: El arribo de una mariposa oscura a esa hora, es un anuncio trágico, lo más probable es que ronde la muerte de él o de un allegado.
“¿Morir yo?”, pensó meditabundo. Hasta entonces pensaba que la muerte podría llegar hasta su vecino, pero nunca ingresar a su casa habitación. Era inconcebible. Rompiendo con esos malos presagios se dispuso a descansar y justo cuando se disponía a cerrar sus párpados, la mariposa regresó, apareció como por sortilegio flotando en el ambiente. Durante algunos segundos permaneció suspendida en el techo como observándolo con detenimiento, quizás armando el zarpazo.
Se incorporó tembloroso y maldiciendo se armó nuevamente de la escoba.
Regresó al cuarto con cautela, caminando en la punta de los pies, buscando que la intrusa no lo detectara. Cuando estuvo en el centro del cuarto, levantó su mirada ansiosa poco a poco. La mariposa negruzca n0 estaba, una vez más había desaparecido sin dejar rastro.
Temeroso se sentó en el borde del camastro, pensando que la mariposa era un fantasma que tenía la destreza de aparecer y desaparecer, sin dejar rostro. Musitó por entre los dientes un par de oraciones, pidiendo que los fantasmas se fueran y no lo atormentaran. Lo hizo con pánico, metido sobre la gruesa sobrecama color lila. Quieto con los ojos entrecerrados quiso llamar sueño, pero le fue imposible.
Comenzó a lloviznar. Era menuda y melancólica. El techo dejaba escuchar el ruido monótono al correr por el tejado de su modesta casa habitación. Desde la penumbra, miró a su alrededor, cerciorándose que estaba solo, y pensando que la lluvia apartaba la maldita mariposa oscura, intentó conciliar el sueño. Pensando en su madre que hacía una década había fallecido en el mes octubre, recordó que durante el funeral hacia la media noche había llegado un ejército de mariposas de diversos colores y tamaños, revoleteando sobre el féretro durante algunos minutos. Sorprendidos los asistentes al velorio, perdieron por algunos segundos la pronuncia, petrificados presenciaron la escena con horror. Una vez se marchó el ramillete multicolor de mariposas, los presentes recuperaron el habla, el don de la palabra.
El recuerdo fue nítido, transparente y oceánico. Metiendo su rostro en el cobertor, quiso dormir, consiente que ya era de madrugada. Sin embargo, cuando menos pensaba volvió la mariposa. Recorrió el cuarto en un santiamén, describiendo figuras caprichosas y obscenas. Estuvo unos instantes sobre su cabeza, inmóvil y taciturna. Con la respiración alterada, Rosendo dejó escapar un grito lastimero, el cual salió por el alar de la casa, recorrió la solitaria callejuela atravesó el parque en diagonal, subió por la avenida, cruzó la catedral, el Palaci0 de Justicia, el parque de la música desapareciendo en las oscuras aguas del río Cutucumay.
Derrotado Rosendo se mantuvo estático con los ojos abiertos, que parecían salirse de las cuencas, sin saber qué decir y hacer. Había perdido la batalla.
Cuando los gallos comenzaron a cantar, anunciando el advenimiento de un nuevo día, la mariposa dio la vuelta olímpica y saliendo por la misma hendidura, se marchó. Descompuesto por la impotencia, Rosendo quiso seguirla y golpearla hasta destruirla, pero no fue posible, su derrota era inminente. Con la boca amarga del crudo insomnio, fue al corredor y al calor del tinto cerrero, reconstruyó paso a paso la odisea sin omitir detalle. “Maldita sea, ni dormí, ni pude atrapar ese bicho”, dijo para sus adentros.
Fin
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