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Alocución del Presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Foto: Presidencial |
Por Nelson Lombana Silva
El mensaje del presidente Gustavo Petro pronunciado en el corregimiento de Chicoral (Tolima) es claro y contundente, se hace necesario estudiarlo, analizarlo detenidamente para poder orientar con más claridad y objetividad al pueblo campesino secularmente engañado y explotado por esta rancia oligarquía liberal-conservadora.
No es una manía presidencial como dicen los vejestorios líderes de los partidos tradicionales para tratar de minimizar la verdad histórica expuesta por el mandatario, es la cruda realidad que ningún presidente se había atrevido a contar con veracidad, honradez, valentía y coraje.
Es necesario desmenuzar la brillante intervención con el fin de hallar la almendra, mensaje que debe llegar al campesino directamente con el fin de fortalecer la lucha por la Reforma Agraria, la cual se debe traducir en unidad, organización y movilización. Entender de entrada que la Reforma Agraria realmente la hace el pueblo campesino e indígena con su dinámica y conciencia de clase, en la que el presidente de la república colabora con su voluntad política.
La verdad, cada párrafo es una lección, una cátedra que hay que asimilar con amplio espíritu dialéctico. El presidente ni habla por hablar, ni simplemente para encolerizar a la rancia y descompuesta oligarquía colombiana; habla en dirección de contar la verdadera historia, la cual ha sido ocultada deliberadamente a través de décadas. Y los más importante: Llamar al pueblo a romper con el letargo e indiferencia y asumir una postura crítica, propositiva y revolucionaria. Por eso, en un acápite de la intervención dijo que el problema no era su reelección, sino la reelección del programa para darle continuidad. Esa postura es simbólica que hay que asimilar con grandeza y gran formación política.
Gaitán, el mártir del 9 de abril de 1948
Uno de los objetivos de la cruda violencia entre liberales pobres contra conservadores pobres, diseñada y estimulada por la oligarquía liberal-conservadora, era, precisamente, borrar las tesis de Jorge Eliécer Gaitán, como dijo: “Anular el pensamiento gaitanista”. Recordó el presidente “que un asesor del uribismo decía que tenían que enterrar el cadáver insepulto de Gaitán”. Recordó, que siento guerrillero de paso por el Tolima, reivindicó el pensamiento gaitanista. “Yo levanté sus banderas por las tierras del Tolima, no hay que enterrarlo, hay que recibirlo porque su lucha por una reforma agraria y profundizar la revolución en marcha de López Pumarejo, no es para enterrarlo, porque lo que hace es hacer la violencia entre los colombianos, sino que es para revivir a Gaitán y la Revolución en Marcha y la Reforma Agraria, es revivir la paz en Colombia”.
El suceso del 9 de abril, el gran magnicidio y la decisión de la gran oligarquía de asesinar el sueño de Reforma Agraria el 9 de enero de 1972, “Colombia se jodió, porque entró el campesinado en un marasmo de violencia, peor que el que ya se había vivido entre liberales y conservadores”. Recordó el presidente que el problema de la tierra no es de ahora, se remonta a la criminal invasión española a partir de 1.492.
Hombre, ser parlante
Aprovechó Petro para criticar la negativa de las Altas Cortes a conversar. Dijo “que hablando se entiende la gente. El ser humano es un ser parlante. Esa posibilidad nos la entregan el cerebro y el corazón. Dialogando se arreglan los problemas que tenemos en Colombia”.
Pastrana Borrero, responsable del narcotráfico
“En 1972, no había cultivo de coca en el país, que no fueran los cultivos indígenas. Yo le tengo que echar la culpa a Misael Pastrana Borrero del narcotráfico en Colombia, porque al quitarle la posibilidad de la tierra fértil al campesinado, lo que surgió después de 1972, fue un campesinado colono que ya venía atrás, pero no era tanto rompiendo la selva que había en el Magdalena Medio, en el Catatumbo, selva chocoana, selva nariñense y caucana, la inmensa selva amazónica donde nace la vida, el corazón del mundo”, indicó.
Según el presidente, el narcotráfico es un problema mundial, un problema que viene siendo manejado entre otros por mejicanos, brasileños, franceses, norteamericanos, croatas, turcos, colombianos, que se conjuga con su legalización. “El wiski mata más que la cocaína y el cigarrillo más que la marihuana, solo hay una diferencia: El wiski lo hacen donde está el poder mundial y la cocaína la hacen unos mafiosos del sur. Con ese cuento nos están dominando, se están tomando la policía, los jueces, los congresistas y los presidentes”, anotó.
Recordó el presidente del cambio que la violencia que comenzó con el magnicidio de Gaitán produjo alrededor de 700 mil muertes de colombianos y colombianas pobres, unos liberales y otros conservadores. Además, denunció que mientras Misael Pastrana Borrero, que, a propósito, le robó las elecciones al general Gustavo Rojas Pinilla, le dio vía libre al narcotráfico, su hijo Andrés Pastrana Arango, destruyó la Industria Nacional sin sonrojarse, solo para congraciarse con las multinacionales, especialmente norteamericanas.
De cuál Democracia nos hablan
Criticó el engendro de democracia que ha habido en Colombia. Ni siquiera un remedo. Se preguntó el presidente Gustavo Petro: “¿Dónde hay un campesino cafetero que esté pensionado en Colombia? Sostuvieron los congresistas durante un siglo pagándoles, a los presidentes, a las fuerzas militares, a los magistrados. ¿Qué clase de justicia es esa? ¿De qué clase de Estado Social de Derecho estamos hablando?” se preguntó el mandatario.
Dijo enfáticamente que “democratizar es entregarle el poder al pueblo, porque democracia significa poder del pueblo, pero que en Colombia lo que ha existido es el poder de la oligarquía. Cómo es posible hablar del Estado Social de Derecho en Colombia, cuando los viejos y las viejas no tienen una pensión”, subrayó.
En su intervención, el presidente destacó la vida y obra del general José María Melo, natural de Chaparral (Tolima), último y fiel soldado del libertador Simón Bolívar, quien fue presidente ocho meses, en representación de los artesanos, una vez depuesto fue a Venezuela a solicitar no traicionar el pensamiento del Libertador, derrotado, tuvo que salir de allí, fue a Centroamérica y después a Méjico donde lo sorprendió la muerte, peleando por la libertad y la justicia social. Se lucha por la repatriación de sus cenizas para que reposen en su tierra natal, señaló el jefe de Estado.
Cada párrafo del vibrante discurso del presidente en Chicoral (Tolima) es para estudiarlo, analizarlo, interpretarlo y utilizarlo en la lucha por un país al alcance de todos y todas, sin privilegios de ninguna naturaleza. No es suficiente con decir que fue un hermoso y realista discurso, es necesario ir más allá, en su interpretación y en el entendimiento por construir una nueva sociedad colombiana.
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