jueves, 15 de agosto de 2019

Colombia cuenta con 82.600 desaparecidos

Por Nelson Lombana Silva

Si en Colombia hubiera libertad y el elector pudiera ir a las urnas libre, consciente y democráticamente a ejercer este derecho de elegir sus gobernantes, ni un solo voto habría por la derecha y por la extrema derecha. El pueblo votaría por los candidatos de la izquierda y dentro de la izquierda por los mejores formados intelectual y éticamente. Sería pelea de tigre con burro amarrado.


Pero, como el elector colombiano no es libre, tampoco consciente de su clase social, ni hay democracia real en Colombia, todavía mucho pueblo no duda en sufragar por sus verdaderos verdugos que a diario lo azota inclemente con sus medidas, sus decisiones y sus acciones criminales. Todavía piensa que una cosa es la política y otra la actividad social. “Pobre presidente no es el responsable de todos los males que vive el país”, escucha uno decir a pueblo sumergido en la extrema pobreza.

El analfabetismo político es un fenómeno que aprovecha muy bien los candidatos de la derecha. De igual manera, la desinformación mediática y el terrorismo de Estado. Todavía el criminal Uribe Vélez utiliza el sofisma de distracción: “Castrochavismo” para asustar incautos. De la misma manera, campañas rabiosas de los 60s, como el “fantasma del comunismo”. También se oye expresiones como: “Juan Manuel Santos le entregó el país a la guerrilla”.

Todos estos trucos malévolos son repetidos hasta la saciedad que normalmente terminan siendo “ciertos” en el inconsciente del pueblo, quien termina finalmente repitiéndolo maquinalmente.

La realidad sobre esta clase dominante (la burguesía) queda en un segundo plano.  Hay pueblo que todavía se niega a creer que en Colombia hay 82.600 desaparecidos forzados. Semejante cifra en un país que presume de democrático y respetuoso de los derechos humanos, resulta monstruosa y repudiable. Esta estadística no la dice cualquiera, la dice el Centro Nacional de Memoria, una autoridad en la materia.

“Se han hallado con cifras al 2017, 26.395 cuerpos sin identificar a nivel nacional, ubicados en cementerios ilegales, en fosas comunes o en cementerios municipales de lugares recónditos del país sin que las instituciones del Estado hagan algo para identificarlos”, dice Carolina Tejada Sánchez[i].

Esta monstruosa masacre se presentó en distintas regiones del país y lo deplorable, es que la mayoría de veces recae la responsabilidad en el gobierno a través de sus fuerzas militares y policiales. Las autoridades que por ley, deberían defender la vida y honra de los ciudadanos sin distinción de ninguna naturaleza.

Según la articulista citada aquí, en cinco cementerios de los Llanos Orientales: La Macarena, Villavicencio, Granada, Vistahermosa y San José del Guaviare, se encontraron 2.304 cuerpos de personas no identificadas, de ellas, 1674 fueron reportadas como muertas en combate.

Un ejemplo escalofriante que el pueblo en su conjunto no conoce. Fruto de ese desconocimiento y presionado por el miedo o el afán de una teja de zinc o un bulto de cemento vota por los mismos, sin dimensionar las implicaciones dolorosas que esta decisión implica.

La burguesía tiene manchada de sangre humilde del pueblo su existencia y quiere seguir en el poder en esas condiciones. Es hora de romper y asumir una postura crítica y consecuente con su clase social. Hasta ahora se ha votado por la clase burguesa, es hora de votar por su misma clase. Manos a la obra…

[i][i][i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número 2992 semana del 7 al 13 de agosto de 2019. Página consultada 10.

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