Por Nelson Lombana Silva
¿Enferma la sociedad capitalista? ¿Cuáles son las causas? ¿Cómo salir de ese estado o laberinto? Son preguntas que muchas personas se hacen ante el horizonte oscuro que se vislumbra a diario en personas que se resisten a vivir en ese estado deplorable que nos presenta la realidad cotidiana en este modelo en su ocaso y que muchos todavía no lo asumen así, pues para ellos, la realidad es inmodificable.
Recientemente, el presidente Gustavo Petro Urrego sancionó la ley de salud mental, proyecto que lideró la representante a la cámara por Bogotá, Olga Lucía Velázquez Nieto, iniciativa que busca mecanismos para paliar desde la medicina la dura realidad que vive la sociedad colombiana.
En una extensa entrevista el connotado periodista del semanario VOZ La verdad del pueblo, Juan Carlos Hurtado Fonseca, indaga a la ponente sobre la motivación y el impacta que esta ley podría generar en la sociedad colombiana.
La entrevistada presenta con argumentos sólidos la motivación que la llevó a liderar dicha iniciativa legislativa, convertida en ley de la república, ratificando una vez más la voluntad política del gobierno del cambio con esta sociedad prisionera en el laberinto de un sistema económico en alto grado de descomposición.
Las cifras y datos son elocuentes y dolorosos. Deben llamar la atención del Estado y la sociedad, generando desde esta cruda realidad, una reflexión profunda, un cambio estructural al interior de la sociedad colombiana, cambio que está en marcha y que usted podría profundizar, radicalizar y hacer irreversible.
“La sociedad colombiana está enferma. Cada hora, cinco personas intentan quitarse la vida y cada día ocho lo logran. Cada día la policía atiende 400 riñas y el Instituto Nacional de Medicina Legal, 500 lesiones personales diarias en su mayoría por intolerancia, porque no saben solucionar los conflictos a través diálogo”, afirma.
La cifra de suicidios resulta impresionante, según la dirigente política: “Por cada cuatro mujeres que intentan suicidarse un hombre lo intenta; y por cada cuatro hombres que se suicidan, una mujer lo hace”.
“Cada día 53 niños y niñas son víctimas de abuso sexual y cerca del 80 por ciento de los casos es por familiares o conocidos. Cada hora, siente personas son víctimas de violencia intrafamiliar, el 80 por ciento de estos casos son niñas y mujeres”.
Afirma, además, que, en los últimos diez años en el caso de los suicidios, 4000 fueron menores de edad y de esos varios de 10, 11 y 12 años. Acaso, ¿No son razones para afirmar que la sociedad colombiana está enferma gravemente?
Según la representante a la cámara, con esta ley se busca “acabar con el estigma que hay alrededor de la salud mental. Le vamos a enseñar a las personas qué es la salud mental y la diferencia entre hablar de salud mental y trastornos mentales. Los trastornos mentales son la nueva pandemia del siglo XXI”[i].
¿Cuál es la diferencia entre salud mental y trastornos mentales? La lideresa entrevistada, responde: “La salud mental es un estado de bienestar, de equilibrio entre el cuerpo y la mente, es la posibilidad de encontrar mi proyecto de vida, de resolver las dificultades a través del diálogo, de superar los obstáculos que se me presentan a lo largo de la vida. La salud mental es la armonía que se establece en mis relaciones conmigo misma y con mi familia. Y los trastornos mentales son afectaciones que se tienen por mala salud mental. Están la ansiedad, la depresión, la bipolaridad, la psicosis y la esquizofrenia, entre otros”.
Quien lo creyera, pero la salud mental depende en grado sumo de las condiciones socioeconómicas de la persona. Dice la doctora Olga Lucía: “Un determinante social que afecta la salud mental es el desempleo, porque una persona que estudia, que se gradúa de la universidad, que hipoteca la casa para poder estudiar, y se gradúa y pasa un año y no consigue empleo, pues empieza a sentirse frustrado o frustrada, luego deprimido y muchos se han quitado la vida”.
La situación socioeconómica es determinante en la persona, en la existencia de tanto enfermo mental, depravado y llevado por la drogadicción, pues en su desespero busca erróneamente la drogadicción como una puerta de escape. La respuesta a esta cruda realidad debería ser médica, social y política. Desafortunadamente, el sistema capitalista tiene como respuesta la represión, la cárcel e incluso, la muerte. Muchas veces, cuánto nos alegramos cuando la policía da de baja a un jíbaro, a un violador, a un depravado.
Se espera que esta ley se haga efectiva y cause el impacto que busca el Gobierno del Cambio, para lo cual es fundamental su conocimiento y apropiación por parte de la comunidad y sus organizaciones. No puede ser una ley más que se archiva en el cuarto de san alejo, como ha sido la práctica casi permanente de esta vieja y rancia oligarquía colombiana. En el proceso revolucionario que encarna el Pacto Histórico, la vida es primera. Organicémonos y movilicemos en comunión para hacerla realidad.
[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número 3278 semana del 2 al 8 de julio de 2025. Páginas consultadas 10 y 11.
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