Por Nelson Lombana Silva
La violencia extrema de los Estados Unidos contra la República Socialista de Cuba, a través del brutal e inhumano bloqueo económico, comercial y financiero que ya supera los sesenta años y que se ha recrudecido con el actual presidente gringo, demuestra una vez más, que el problema no es de personas sino de modelo. Muchos creyeron ingenuamente que con la llegada a la casa Blanca de Joe Biden, la monstruosa y medieval medida cesaría y las posibilidades de un diálogo respetuoso en el marco de la soberanía nacional de las naciones y la libre autodeterminación de los pueblos, se impondría como lo exige ampliamente el mundo civilizado en el siglo XXI.
Por lo menos la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha rechazado contundentemente la criminal medida por un margen de 184 contra 2 en varias oportunidades en los últimos tiempos. Sin embargo, el descompuesto y putrefacto imperialismo gringo, persiste en tan repudiable y colosal medida. ¿Rendir al heroico pueblo cubano de física hambre o a la República Bolivariana de Venezuela? Es algo tan insólito y repudiable que merece toda la condena del mundo.
Mientras actúa de esta manera, gasta sumas exageradas de dólares presentando un rostro distinto. ¿Quién no ha soñado con el supuesto sueño americano? El rostro de libertad, democracia, paz, es realmente una falacia oceánica que queda evidenciada con posturas demenciales de esta naturaleza. Mantener el enclave de Guantánamo es por ya claro su postura imperialista.
Las justificaciones carecen de valor ético. Señala – por ejemplo – que dizque Cuba es un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Causa francamente hilaridad. Que Cuba es santuario del terrorismo. Qué calumnia tan infame. Recordemos – por ejemplo – la forma valiente como el pueblo cubano y sus gobernantes, erradicaron el narcotráfico que intentó anidar allí. No se fueron por las ramas, ni concediendo casas por cárcel. Tomaron medidas estudiadas y radicales.
También dice el Tío Sam que en la isla se violan sistemáticamente los derechos humanos. Esa pregunta se la hizo una periodista a Fidel en una rueda de prensa. La respuesta del comandante fue clara y contundente: “¿Hay pruebas sobre una sola, no diez, ni veinte, violaciones de derechos Humanos en Cuba?” Resulta que hasta el momento no hay una sola evidencia de violación de derechos humanos en la isla. Todas son miserables calumnias que los medios de comunicación mercenarios repiten maquinalmente.
Se insiste en afirmar también que las cárceles cubanas están llenas dizque de “presos políticos”. Otra calumnia. No hay país más libre de este hemisferio que Cuba. No hay presos políticos. No hay sistema más respetuoso de los derechos humanos que el Socialismo, por cuanto la esencia de este sistema es la construcción integral del hombre nuevo.
Hoy estamos súper conectados. No es difícil indagar sobre estos temas. Comprobar su justeza y sobre todo, asumir una postura consecuente con su clase social. Hay que derrotar el discurso único del imperio. Analizarlo, estudiarlo, criticarlo y asumir una postura clara.
En esa dinámica, tenemos que exigir el fin del criminal bloqueo contra Cuba, la cancelación de la merecida indemnización y la normalización de las relaciones diplomáticas en condición de respeto mutuo. Hay que señalar y cuestionar seriamente la postura imperialista de Estados Unidos contra este hermoso país caribeño.
La violencia extrema de los Estados Unidos contra la República Socialista de Cuba, a través del brutal e inhumano bloqueo económico, comercial y financiero que ya supera los sesenta años y que se ha recrudecido con el actual presidente gringo, demuestra una vez más, que el problema no es de personas sino de modelo. Muchos creyeron ingenuamente que con la llegada a la casa Blanca de Joe Biden, la monstruosa y medieval medida cesaría y las posibilidades de un diálogo respetuoso en el marco de la soberanía nacional de las naciones y la libre autodeterminación de los pueblos, se impondría como lo exige ampliamente el mundo civilizado en el siglo XXI.
Por lo menos la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha rechazado contundentemente la criminal medida por un margen de 184 contra 2 en varias oportunidades en los últimos tiempos. Sin embargo, el descompuesto y putrefacto imperialismo gringo, persiste en tan repudiable y colosal medida. ¿Rendir al heroico pueblo cubano de física hambre o a la República Bolivariana de Venezuela? Es algo tan insólito y repudiable que merece toda la condena del mundo.
Mientras actúa de esta manera, gasta sumas exageradas de dólares presentando un rostro distinto. ¿Quién no ha soñado con el supuesto sueño americano? El rostro de libertad, democracia, paz, es realmente una falacia oceánica que queda evidenciada con posturas demenciales de esta naturaleza. Mantener el enclave de Guantánamo es por ya claro su postura imperialista.
Las justificaciones carecen de valor ético. Señala – por ejemplo – que dizque Cuba es un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Causa francamente hilaridad. Que Cuba es santuario del terrorismo. Qué calumnia tan infame. Recordemos – por ejemplo – la forma valiente como el pueblo cubano y sus gobernantes, erradicaron el narcotráfico que intentó anidar allí. No se fueron por las ramas, ni concediendo casas por cárcel. Tomaron medidas estudiadas y radicales.
También dice el Tío Sam que en la isla se violan sistemáticamente los derechos humanos. Esa pregunta se la hizo una periodista a Fidel en una rueda de prensa. La respuesta del comandante fue clara y contundente: “¿Hay pruebas sobre una sola, no diez, ni veinte, violaciones de derechos Humanos en Cuba?” Resulta que hasta el momento no hay una sola evidencia de violación de derechos humanos en la isla. Todas son miserables calumnias que los medios de comunicación mercenarios repiten maquinalmente.
Se insiste en afirmar también que las cárceles cubanas están llenas dizque de “presos políticos”. Otra calumnia. No hay país más libre de este hemisferio que Cuba. No hay presos políticos. No hay sistema más respetuoso de los derechos humanos que el Socialismo, por cuanto la esencia de este sistema es la construcción integral del hombre nuevo.
Hoy estamos súper conectados. No es difícil indagar sobre estos temas. Comprobar su justeza y sobre todo, asumir una postura consecuente con su clase social. Hay que derrotar el discurso único del imperio. Analizarlo, estudiarlo, criticarlo y asumir una postura clara.
En esa dinámica, tenemos que exigir el fin del criminal bloqueo contra Cuba, la cancelación de la merecida indemnización y la normalización de las relaciones diplomáticas en condición de respeto mutuo. Hay que señalar y cuestionar seriamente la postura imperialista de Estados Unidos contra este hermoso país caribeño.
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