La manipulación de los medios de comunicación a los colombianos y colombianas raya en el cinismo. Resulta infame la forma de hacerlo durante las 24 horas del día sin que haya un control o por lo menos un llamado de atención por parte del ministerio de comunicaciones. Los pulpos mediáticos actúan a las anchas en el marco del neoliberalismo. Son dioses sin Dios y sin ley.
Durante los últimos días no han parado el show mediático sobre la presunta acción militar de la guerrilla en el departamento del Cauca, aprovechando el dolor, el analfabetismo político de la mayoría del pueblo colombiano y su alto grado de alienación y enajenación, no han parado de “vomitar” odio, sectarismo, violencia y predisposición del pueblo contra la insurgencia y concretamente el proceso de paz que se adelanta en la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente Santos.
¿Hay honestidad y sinceridad en los medios? ¿Sienten realmente la tragedia fruto de la descomposición del régimen capitalista? ¿Quieren realmente el fin del conflicto armado en Colombia? Nada de eso. Por el contrario. El interés es el rompimiento de esos diálogos y que el país siga en esta dramática violencia. ¿Quiénes están detrás de esos medios? Pues la oligarquía y el imperialismo norteamericano y ellos existen en función y gracias a la violencia. Es decir, mientras exista la oligarquía o el imperialismo, existirá la violencia. Acaso, ¿No es un hecho violento e inhumano explotar al pueblo en general como se viene explotando por una élite empotrada en el poder? Acaso, ¿No es violencia el hambre, el desempleo, la corrupción y la explotación del hombre por el hombre?
Sin embargo, detrás de esa alharaca hipócrita de los medios sobre este suceso doloroso, por supuesto, porque significa la pérdida de vidas humanas, hay un interés superior y mezquino. Ocultar algo supremamente grave y significativo para este país gobernado por mafias del narcotráfico y la corrupción. La detención de dos “vacas sagradas del establecimiento” como diría el escritor costumbrista Álvaro Salom Becerra. Nada más y nada menos que dos puntales del triste célebre ex presidente Álvaro Uribe Vélez: Sabas Pretel de la Vega, ex ministro del interior y Diego Palacio, ex ministro de educación. Ambos fueron condenados a cinco años solamente, pero de todas maneras, fueron condenados o sentenciados, por el caso de la “Yidis política”.
Hasta ahora, ni un solo funcionario del señor Uribe Vélez sale limpio, decente y con decoro. No en vano se decía que el palacio de Nariño durante esta nefasta administración fue convertida en una caverna de delincuentes y que a muchos les hizo venir a la memoria la historia de “Alí Babá y los 40 ladrones”. Poco a poco todos vienen cayendo como la baraja, no obstante, el “rey” sigue “dando lora”, como se suele decir coloquialmente en el Tolima. Pero como dice la propaganda: “Él también caerá”, seguramente le llegará la hora de responder por sus numerosos crímenes de lesa humanidad como bien lo vienen denunciando distintas Ongs de Derechos Humanos.
Esa gran noticia fue presentada entre líneas, a escondidas, fue callada deliberadamente. ¿Quién habla hoy del tema? Ninguno. En cambio sobre el combate se hacen todo tipo de comentarios con base en la información sensacionalista de esos medios masivos de comunicación. Y, lo hacen, porque fueron soldados al servicio de las multinacionales y transnacionales los que cayeron. Si hubiera sido al revés, con toda seguridad hubiera habido un simple comentario y alegría delirante como si la insurgencia no fuera colombiana, seres humanos con familiares y dolientes. ¿Eso no es monstruoso? ¿Eso no es indignante? ¿Eso no nos debe llamar la atención?
No hay duda: El peor Valium en el siglo XXI son los medios masivos de Comunicación, propiedad de las multinacionales y transnacionales. A diario nos presentan una realidad virtual, totalmente diferente a la realidad. Para la muestra un botón…
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