miércoles, 10 de febrero de 2021

Buenaventura es Colombia

 


Por Nelson Lombana Silva

De una manera hipócrita el gobierno nacional y los medios masivos de comunicación, traen a colación por estos días el drama desolador de los habitantes del puerto marítimo de Buenaventura, señalando la cruda violencia que azota a los pobres de esta hermosa región colombiana.

Pero, lo que no dice el gobierno nacional, es que esta situación tan deplorable y dramática obedece a decisiones políticas tomas desde Bogotá en represalia por la decisión del pueblo costanero de apoyar la propuesta de la Colombia Humana- Unión Patriótica.

Los medios masivos de comunicación – por su parte – tergiversan la cruda realidad y guardan cobarde silencio de las causas reales que generan este estado de absoluto abandono de una de las regiones más ricas del país.

Los líderes comunitarios ven con extrañeza que la violencia se ha acentuado en la zona donde la gran empresa pretende construir para ampliar dicho puerto. Eso es sintomático. Podría estarse dando un desplazamiento violento con el fin de defender una vez más el gran capital y los grandes empresarios. Esta infeliz práctica no es nada nueva. Ya se presentó en Ituango para la construcción de la malograda hidroeléctrica.

De ser así, los cerebros del brutal asesinato de humildes habitantes de la zona, especialmente jóvenes, no estarían en lo frondoso de la montaña, sino en la presidencia y en los cuarteles. Se estaría aplicando el terrorismo de estado contra esta comunidad.

¿Cómo explicar que el puerto marítimo tan importante para el país, se encuentra “inundado” de soldados, policías, detectives e inteligencia militar y los crímenes sigan ocurriendo con tanta libertad? ¿Cómo entender que el gobierno nacional en vez de implementar un plan concreto para paliar en parte la miseria y la pobreza reinante, se empecine en mandar más batallones e inteligencia militar?

Las cifras son horrorosas. Durante el primer mes de este año, fueron asesinados 30 jóvenes en este puerto. Además, centenares de desaparecidos, desplazados y amenazados. Sin lugar a dudas, es la mafia estatal la que seguramente está tras de estos siniestros hechos. Un religioso denunció tímidamente que las llamadas “casas de pique”, continúan y a lo cual, el militarismo hace caso omiso. Ni oye, ni ve el descuartizamiento de seres humanos.

Hay que solidarizarnos con esta región. Además, desenmascarar la postura del gobierno central del Centro Democrático, lo mismo que la hipocresía mediática. Persiste en el alto estado el racismo, la mafia y el terrorismo de estado. No podemos ser indiferentes. Hay que denunciar con vehemencia este régimen criminal y salvaje que lidera Iván Duque Márquez. Hay que expresar nuestra indignación donde estemos parados contra la política terrorista y mafiosa del Centro Democrático en cabeza del dócil presidente de la república

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