Dr. Camilo Sánchez.- Foto Nelosi |
En las instalaciones del hotel Casa Morales de la ciudad de Ibagué (Tolima), se realizó un taller intitulado: “¿Cómo narrar la paz?”, taller dictado por el doctor Camilo Sánchez. El encuentro estaba dirigido fundamentalmente a los periodistas de la ciudad musical de Colombia. Como siempre “las vacas sagradas” del periodismo tolimense una vez más brillaron por su ausencia, lo cual preocupa una vez escuchamos al conferencista invitado. Al parecer no hay ni preocupación, ni voluntad política por parte de los medios masivos por preparar a sus periodistas sobre el proceso de paz que se viene desarrollando en la Habana (Cuba). Persiste la incomunicación sobre un tema tan fundamental y tan definitivo para el pueblo colombiano y la clase dirigente, principalmente.
Con razón decía el doctor Sánchez trayendo a colación una expresión de Martha, una tallerista: “Por gajes del oficio de la realidad que nos ha tocado vivir, nosotros nos hemos vuelto muy buenos corresponsales de guerra. Sabemos narrar la guerra”.
No resulta complejo sustentar esta tesis. Es común decir que la noticia es noticia solamente si está salpicada de sangre y tragedia por todos sus costados. Lo demás no es noticia. Al decir de los dueños de los mass media esa noticia sangrienta es la que dispara el rating de sintonía. Eso es lo que nos ofrece a diario estos medios masivos de comunicación.
No es noticia por ejemplo los distintos hechos unilaterales de paz que ha hecho la insurgencia de las Farc – Ep, en cambio sí es noticia las sandeces de los que hacen ingentes esfuerzos por romper el proceso de paz de la Habana. Cualquier babosada que dice el señor Uribe o su combo mafioso es noticia de primera plana, en cambio las distintas propuestas del movimiento guerrillero es ignorada, tergiversada o presentada con un marcado sesgo ideológico de la clase dominante.
¿Cuál neutralidad u objetividad de los medios masivos de comunicación? No existe por una razón elemental que nos resulta difícil entender y dimensionar: La paz está cruzada por la lucha de clases. Hay intereses de clase contrapuestos y por lo tanto objetivos distintos. ¿Será que los mismos objetivos que busca el presidente Santos en este proceso de paz, son los mismos objetivos que persigue o añora el pueblo colombiano?
Si entendiéramos cosas elementales como que la paz es producto y no simplemente una expresión idealista y subjetiva o por lo menos, las grandes rotativas, los monopolios informativos, les dieran la oportunidad a sus periodistas de informar crítica y objetivamente, la agenda que se debate en la isla de la libertad, el discurso bélico que se viene manejando con “sevicia” hubiera cedido y la cultura de paz tuviera una configuración distinta. Por lo menos, el pueblo argumentadamente tuviera claro, mínimamente dos cosas: A quién le sirve la paz y dos, la necesidad de participar como sociedad civil activamente del proceso.
Con esta política infame y peligrosa de la incomunicación y de la alienación en los grandes medios, el pueblo ingenuamente ha dejado la construcción de la paz en las manos del presidente Santos y la comandancia de las Farc – Ep, principalmente. Han delegado lo indelegable. ¿Qué sucede con esto? Sencillamente de que cada cual propone y defiende el concepto de paz desde sus intereses. La paz de Santos es quitarle las armas a la guerrilla, es lo fundamental, lo demás le resulta secundario. Por su parte, el movimiento guerrillero quiere una paz con justicia social, es decir, con cambios estructurales, cambios que apunten a eliminar las causas que dieron origen al conflicto hace más de 60 años en Colombia.
Entonces el taller: “¿Cómo narrar la paz?” es una iniciativa encaminada a abrir el debate sobre cómo dejar la guerra como noticia apetecible y cómo colocar el acento en la paz. Cómo narrar la paz y cómo posicionarla masivamente en el imaginario del pueblo a través de los medios masivos de comunicación.
Indudablemente, los grandes medios de comunicación están en deuda con estos temas de la paz y los diálogos de la Habana. Se hace necesario su democratización y el cumplimiento de los fines del periodismo: Informar, Formar, Educar y Denunciar. No es gratuito lo dicho por Eduardo Galeano: Los medios son más de incomunicación que de comunicación. Esa incomunicación es la que genera la violencia, mientras que la comunicación es la paz que tanto necesitamos los colombianos y las colombianas.
Afirma el doctor Camilo Sánchez cómo viene sucediendo cosas importantes en la Habana y en Colombia con una velocidad deslumbrante. Hace poco la discusión era el congresito hoy es el plebiscito, por ejemplo. Todas estas discusiones se manejan por las alturas, el pueblo posa como dócil espectador pasivo. Otros están decidiendo por nosotros. La disputa (proceso de negociación) se encuentra muy distante. Por lo tanto, qué hacer para que los medios de comunicación contribuyan a narrar el proceso de paz con amplitud, objetividad y democracia. Es como la principal apuesta de este corto pero interesante taller, realizado el 3 de diciembre de 2015.
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