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| Foto: Internet |
Por Nelson Lombana Silva
El momento que vive Colombia e incluso, América Latina, es complejo y dramático, lo cual exige máxima alerta de los pueblos y decisión de los cuadros dirigentes para pasar de la simple denuncia, que es muy importante, a acciones concretas y contrahegemónicas. Dijo alguien: “Basta de lloriqueos, acciones audaces”.
El imperialismo en su ocaso inexorable, quiere recuperarse retomando el control del mundo desde el patio trasero y nada mejor que incendiar el territorio que ha sido declarado por la CELAC, territorio de paz. En ese escenario tiene fija sus garras en dos países hermanos: Colombia y la República Bolivariana de Venezuela.
Para el efecto, el águila imperial, ha movilizado más de cuatro mil marines con el armamento de destrucción masiva de última generación, con el mismo cuento barato: Lucha contra el narcotráfico.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha montado en cólera contra el presidente colombiano, Gustavo Petro Urrego, porque éste, ha develado con dignidad los verdaderos objetivos de este criminal despliegue militar por el Caribe. Adicionalmente, le ha dicho sin ambages que la supuesta lucha contra el narcotráfico, no es más que sofisma de distracción por cuanto los dueños del narcotráfico, mueven libremente sus capitales en Estados Unidos e influyen poderosamente en las altas esferas del Estado.
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| Foto: Miguel López/AP/ |
Le resulta imperdonable al Gobierno Nacional del Cambio, el atrevimiento de hablarle al Tío Sam con dignidad, es decir, de tú a tú, pues siempre estaba acostumbrado los gringos a que los presidentes colombianos llegaban a Estados Unidos de rodillas y algunos como Uribe Vélez, Andrés Pastrana, Cesar Gaviria, Juan Manuel Santos, Iván Duque Márquez, arrastrándose sobre la alfombra sin ningún sentimiento de dignidad y patriotismo.
Denunciar nuestro presidente el vil asesinato de humildes e inofensivos pescadores con misiles en un gesto grotesco de supuesto poder ilimitado de las fuerzas armadas norteamericanas, ha aumentado el odio de clase del coloso del norte, hacia Colombia y al presidente del Cambio, Gustavo Petro Urrego.
Triste papel de la burguesía colombiana
La descompuesta y narcotizada burguesía colombiana, incapaz de derrotar ideológica y políticamente las tesis del Pacto Histórico y el mismo Gobierno del Cambio, ha decidido jugarse su última carta: Acudir a Donald Trump para que pare el proceso democrático y hasta revolucionario que se viene dando en Colombia, retire de la presidencia de la república vivo o muerto al presidente Petro y le abra espacio para ella retornar al gobierno.
Esto no es paranoia del presidente colombiano como trata de suavizar los medios de comunicación adictos a la burguesía, es una terrible realidad que coloca en evidencia la tensión de la lucha de clases y la necesidad imperiosa de la izquierda latinoamericana de pasar a la ofensiva, dándole fuerza a la denuncia, pero con acciones concretas.
El presidente gringo delira con los recursos naturales de la hermana República Bolivariana de Venezuela y de la soberanía nacional de Colombia, pues siempre la ha tenido como una hacienda suya, cuyo presidente es un simple peón que está a su disposición.
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| Estados Unidos confirmó el envío de tres buques de guerra, submarinos, aviones de reconocimiento y más de 4.000 soldados frente a las costas de Venezuela. Foto cable_vision.tv |
Así pues, ni podemos ser neutrales, ni indiferentes, ni ingenuos y menos insolidarios. Hay que desenvainar nuevamente la espada de Bolívar para enfrentar el monstruo imperialista, que sediento de petróleo pierde los estribos. Hay que registrar con beneplácito las declaraciones de otras naciones poderosas que han dicho que no dejarán sola a la Hermana República Bolivariana de Venezuela y por supuesto, a Colombia.
En una invasión el pleito no es solamente entre militares, mete en la misma mochila al pueblo. Las bombas no son tan inteligentes para definir quien es militar y quien no lo es.
Ahora, históricamente, qué ha hecho la CIA en estas invasiones: Asesinar a los lideres populares y de izquierda, especialmente, a los comunistas. Así pasó en Chile, en Argentina, en Haití, en Puerto Rico, etc. Etc. Etc. No hay que permitir que se repita la historia. Por eso, hay que pasar de la denuncia a la acción. Recuperar conceptos marxistas como la “Dictadura del Proletariado”, bueno sería en estos momentos de ebullición.
En fin, el momento es complejo e histórico que hay que interpretar correctamente, asumiendo una postura consecuente, actuando planificadamente, siempre con conciencia de clase y sin improvisaciones.



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