Por Nelson Lombana Silva
La considerada ciudad musical de Colombia, Ibagué y varios municipios del Tolima, desarrollan con entusiasmo una edición más del festival folclórico colombiano. Sus fundadores se inspiraron en la paz, sueño que se sigue evocando en la edición número 49.
Se busca rescatar y dimensionar la cultura ancestral que nos identifica en el escenario nacional e internacional. Hace presencia el sombrero de Pindo o palma real, el poncho, el rabo e gallo y el traje blanco, símbolo de paz y unidad de los pueblos otrora sacudidos por la cruda violencia bipartidista. Adriano Tribín Piedrahita, fue un gran impulsor de esta iniciativa.
Durante el evento se suele recordar con eterna gratitud al maestro Cantalicio Rojas González, gran compositor de cañas, sanjuaneros, bundes y rajaleñas. Autor del Contrabandista y el sanjuanero tolimense. También se recuerda a la profesora Inés Rojas Luna, la guardiana de los doce pasos del Sanjuanero Tolimense, quien murió el 13 de noviembre de 1985, en la tragedia de Armero.
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Maestro
Cantalicio Rojas González. Foto: Internet |
Según la tradición, el 24 de
junio se elige a la embajadora municipal del folclor al calor de la
música y la alegría desbordante de propios y extraños. El folclor une y
humaniza.
En esta oportunidad, Ibagué es anfitriona del primer
encuentro de la Red Colombiana de Ciudades Creativas de la UNESCO, con
representación de Cali, Valledupar, Buenaventura, Bogotá y Pasto. De
igual manera, delegaciones internacionales de Méjico, Bolivia, Ecuador,
Chile y Cuba.
Según los entendidos, el año pasado se hicieron
presentes en estas festividades cerca de un millón de personas, los
organizadores aspiran superar esa cifra en el marco de la 49 edición del
festival folclórico colombiano.
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