domingo, 8 de junio de 2025

Por la vida sí, por la muerte no

 

Foto: Pa'que Vea Oriente

Por Nelson Lombana Silva

El abominable atentado contra el senador del centro democrático, Miguel Uribe Turbay, merece todo el repudio y condena. 

El crimen no tiene justificación alguna, porque la vida prima sobre la muerte.

“La muerte de un semejante me disminuye, porque estoy atado a la humanidad”, dijo con certeza el pensador, al destacar con vehemencia el valor de la vida, de vivir. Todos los seres vivos tienen derecho a vivir, a cumplir el ciclo biológico, sin que haya interferencia de manos criminales y mentes retorcidas.

La vida para los comunistas resulta fundamental. Es la razón de ser de su existencia en el tiempo y en el espacio. Por eso lucha, por eso está dispuesto a dar la vida. Por eso afirma categóricamente: “Por la vida hasta la vida misma”.

En términos generales, es la razón de ser de la izquierda. Proyecto serio y revolucionario tiene en el centro el valor inajenable de la vida. Lucha por la vida. La vida es el centro, el don más preciado.

Por eso, aún sabiendo la calaña de senador reaccionario de extrema derecha y enemigo del cambio, porque se ha opuesto con patas y manos a las Reformas a favor del pueblo, rechazamos de corazón, palabra y pensamiento, como dicen los orientales, el miserable atentado. Nos solidarizamos con su familia y esperamos su recuperación física y mental, además, de una exhaustiva investigación para saber con nombres propios, quienes son los autores intelectuales del brutal atentado, como lo afirmó el mandatario, Gustavo Petro Urrego, en su alocución presidencial.

La impunidad no puede seguir reinando en Colombia. ¿Quién ordenó matar al general Rafael Uribe Uribe? ¿Quién ordenó matar a Jorge Eliécer Gaitán? ¿Quién ordenó matar a Luis Carlos Galán Sarmiento? ¿Quién ordenó matar a Jaime Pardo Leal? ¿Quién ordenó matar a Bernardo Jaramillo Ossa? ¿Quién ordenó matar a Pizarro León Gómez? ¿Quién ordenó matar al humorista Jaime Garzón?

Con toda seguridad, siniestros personajes que se mueven en la oscura tiniebla, tienen relación con esos abominables crímenes de lesa humanidad, tienen relación también con el atentado del uribista senador. Pero, dejemos que la investigación que ha ordenado el presidente, se realice y se concrete. En realidad, como dice el dicho popular: “Blanco es, gallina lo pone y frito se come”, adivine.

Los carroñeros de la muerte, los vividores del dolor ajeno, los exponentes de la fuerza bruta, que luchan para que la violencia siga metida en la política, seguramente son los responsables del atentado, pensando en la desestabilización del país y la democracia colombiana. Su macabra lucha es porque fracase el Gobierno de Petro y ellos retornar al poder para seguir afianzándose en la mafia y en la brutal explotación del hombre por el hombre.

En esa desmedida e inhumana tarea de hacer fracasar al Gobierno del Cambio, les importa un comino el destino del pueblo, pues en realidad, el sacrificado no es Petro, él seguirá ganando su salario, terminará su mandato y quedará jubilado, no hay problemas. Realmente, la victima es el pueblo, la masa popular, los electores de estas catervas de senadores y representantes a la cámara.

Es ahí donde el pueblo debe darse cuenta y tomar una posición clara y consecuente con su clase social. El centro democrático, fiel exponente de la violencia en Colombia, del odio, del racismo, se va lanza en ristre realmente contra el pueblo. Los 6402 falsos positivos, no fueron víctimas hijas de la oligarquía, fueron hijos del pueblo humilde y trabajador.

Así, pues, no hay que hacer grandes elucubraciones para sospechar de dónde viene este atentado y con qué interés se ordena ejecutar. Si mataron a Álvaro Gómez Hurtado, un ideólogo de la derecha y extrema derecha, que tanto le sirvió al régimen, solo porque al final de su vida, se negó a prestarse al golpe de estado, al parecer, ¿Qué más no están dispuestos a hacer con tal de justificar lo injustificable?

Hay que hacer causa común con el fin de cerrarle el espacio a los violentos y anarquistas que no quieren justicia para el pueblo, sino que el rico siga siendo más rico y el pobre más pobre. Hay que sacar la violencia de la lucha política; nadie más debe ser asesinado en Colombia por pensar distinto. Señor Miguel Uribe Turbay, queremos que se recupere, para que sea usted mismo quien se de cuenta de dónde vino este atentando y por qué. 

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